por Rodolfo Iriart
En el mundo globalizado en que vivimos, ¿deben las y los intendentes municipales limitar su actuación a asuntos tales como la recolección de residuos, el mantenimiento de las calles, la poda de árboles, el funcionamiento de los semáforos, el arreglo de baches, etc.? ¿O tienen, además, algo que decir, hacer y mostrar en temas de carácter internacional como el cambio climático, las migraciones, la cooperación para el desarrollo, el medio ambiente, entre otros? Sin dudas la respuesta afirmativa a la segunda pregunta se impone, en especial en una ciudad como Mar del Plata.
En las últimas décadas hemos sido testigos de un acelerado proceso de urbanización. En la actualidad, según informes de Naciones Unidas, más del 55% de la población mundial vive en ciudades, y se espera que para el año 2050 ese guarismo ascienda al 68%. Este fenómeno se observa con mayor claridad en América Latina, donde más del 80% de la población reside en ciudades, convirtiéndose así en una de las regiones más urbanizadas del planeta.
Estos indicadores dan la pauta de la creciente importancia que tienen las ciudades como actores dentro de la economía globalizada, y ponen de manifiesto que están llamadas a tener cada vez un mayor protagonismo político. En este sentido, es innegable el empoderamiento que han experimentado los gobiernos locales, traducido en una ampliación de sus competencias reconocidas y, al mismo tiempo, un aumento en el sentimiento de identidad y pertenencia por parte de sus habitantes.
Hoy en día los gobiernos municipales son actores del mundo. Ello se evidencia en que muchas de sus tareas no pueden ser realizadas sin entrar en un mecanismo de actuación internacional, sin que se generen lazos que trascienden las fronteras nacionales. Este tipo de relacionamiento permite, además, conocer qué se hace en otras ciudades, en otras regiones del mundo, y aprovechar así lo que se denomina “buenas experiencias de gobierno”. Vale decir, aprender de programas y políticas que han sido exitosas en otras partes del globo y poder replicarlas en cada ciudad de acuerdo a su propia realidad.
Si bien en los últimos años se ha visto un fuerte incremento de la actividad exterior de los gobiernos locales, ella muchas veces responde a acciones puntuales, reactivas y descoordinadas. Ello es consecuencia de la falta de visión estratégica de la acción internacional y de la falta de implementación de una política pública de internacionalización. Así se obtiene como resultado desorden, dispersión de esfuerzos y pérdida de recursos.
Por tanto, en una ciudad de la importancia de Mar del Plata, con sus características demográficas, económicas y sociales, resulta fundamental la implementación de una política pública seria de internacionalización que sea considerada una parte más de la planificación y la acción del gobierno local. Para este cometido se vuelve imprescindible contar con personal capacitado en la materia, que cuente con los recursos técnicos y financieros suficientes para llevar a cabo la misión. En rigor, se necesitará profesionalizar el área que se encargará de insertar la ciudad en el mundo.
A partir de allí se elaborará el plan estratégico de internacionalización. Será preciso contar con una fuerte cooperación por parte de todas las áreas del gobierno local, ya que dicha estrategia requiere de un actuar conjunto para lograr el cumplimiento de las metas que se fijen. Debe partirse de la base de que el objetivo final de la internacionalización no es beneficiar primordialmente a los gobiernos, sino a los ciudadanos. Si bien la “marca de ciudad” es importante, es necesario no perder de vista que las ciudades son lugares para el desarrollo de las personas. Por ende, es necesario tener presente cuestiones como la cohesión social, la solidaridad internacional, la educación, la cultura y la ciencia, a fin de volver a la ciudad un lugar más incluyente.
La implicancia de la ciudadanía en la elaboración del plan de internacionalización dotará a éste de una mayor legitimidad, en la medida que, conociendo con claridad las oportunidades y beneficios que aquella traerá, la política pública que se diagrame en tal sentido será ampliamente apoyada por los habitantes de la ciudad. Por tanto, será fundamental en el diseño de la estrategia la participación de los distintos agentes del territorio para poder identificar los intereses de cada sector. Conocer las necesidades y opiniones de los actores locales es de suma importancia para saber las fortalezas y debilidades con que se cuenta, a fin de evitar futuras contradicciones en los ejes sobre los cuales se edificará la internacionalización de la ciudad.
Estos ejes suelen relacionarse con la promoción económica del municipio. Pero no resulta aconsejable que el económico sea el único factor que motorice la acción internacional. Temas tales como la cultura, el patrimonio, la innovación, las nuevas tecnologías, la investigación, el desarrollo sostenible, o la proyección de una cierta imagen de la ciudad, son asuntos sobre los que también puede desarrollarse la tarea de internacionalización de un modo realista y eficaz.
En definitiva, lo relevante será que mediante la acción internacional de los gobiernos locales los ciudadanos puedan hacer oír su -hasta ahora silenciada- voz, e influir en las decisiones que hacen a la agenda global, a fin de mejorar su calidad de vida y el desarrollo de su territorio. Y nuestra querida Mar del Plata no puede ser ajena a este desafío del siglo XXI.
(*): Legislador provincial.